Qué extraño sentimiento es ese de la pertenencia a una tierra, a un lugar. Si lo pensamos fríamente, porqué sentirnos tan afferrados a una tierra, cuando normalmente no la hemos escogido, sino que hemos nacido y crecido allí por casualidad, lo mismo podíamos haber nacido en la otra punta del mundo.
Lógicamente, comparto el sentimiento de mejorar nuestro entorno, de preocupación por la gente que comparte con nosotros ese lugar dónde vivimos. Comprendo que el sitio dónde tanto has vivido y con tanta gente te haga amarlo de una forma un poco irracional, es puro sentimiento. Comprendo que ese lugar sea llamado hogar, dónde familia, amigos, cultura, costumbres, recuerdos siguen allí.
Lo comprendo muy bien en un día como el 12 de Mayo, fiestas grandes de mi pueblo, Santo Domingo de la Calzada, dónde nací y crecí, dónde familia, amigos, recuerdos siempre están presentes, donde en el fondo me siento como en casa.
Un año más, en estas fechas que son un poco más especiales para los calceatenses de nacimiento y de acogida, no estoy allí. Pero mi corazón, eso tan irracional pero que al final es el que siempre tiene la razón, estos días más que nunca están en Santo Domingo.
Felices fiestas.
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