10 febrero 2015

La tormenta tropical

Ya el viernes a la noche, cuando mi jefe me dejo a la puerta de mi casa, sentí esa calma tensa. No había nadie en la calle, hacía mucho viento y me sorprendió un coche de la cruz roja difundiendo un mensaje que no pude entender porque era en malgache.

Toda la noche lloviendo y con un viento bastante fuerte. Por suerte, mi casa seguía seca. No pasó lo mismo con las casas de la mayoría de la población de Tuléar que habían dormido poco o nada con el miedo a que los vientos se llevaran una de las chapas que forman el tejado o simplemente porque la casa se les estaba inundando poco a poco por la multitud de goteras o por el agua que entra por debajo de la puerta.

El sábado amanecimos sin luz y así sería hasta la noche y sin agua corriente hasta el domingo. Agua en realidad había y sigue habiendo mucha por todos los sitios. Las calles parecían canales de Venecia incluso con olas cuando un coche o una bici se arriesgaba a pasar. 

 La tormenta no llegaba a su fin, parecía tomarse pequeños descanson para volver con más fuerza tanto la lluvia com o el viento. En vista de que podría seguir así todo el domingo, me preguntaba hasta cuándo podría aguantar sin agua corriente (sin ducharme pasaba pero sin aguan en el baño....).

Mis vecinos estaban más preparados, ya que desde el viernes noche habían depositado estratégicamente unos baldes de agua en la caída de un tejado con lo que los baldes se llenaban rapidamente. 

Así que la noche del sábado al domingo, cuando me desperté a las tres de la mañana con la lluvia a tope otra vez, no me lo pensé dos veces y me salí a la entrada de mi casa con todos los baldes y cacharros que podía llenar de agua.

Y la verdad que pensaba, toda este agua desperdiciada y me alegré de recuperar al menos un poco y sobre todo que iba a tener agua el domingo!!!


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