21 enero 2018

Vacaciones de Navidad

No os voy a dar enviadia con las vacaciones de navidad tirado en una playita de aguas turquesas bajo un cocotero y pasando calor, eso ya lo hago el resto del año haha.

Este año las Navidades fueron en casita, con la familia y los maigos en Santo Domingo y alrededores. Y es que a causa de la epidemia de peste que azotó a Madagascar, se decidió retrasar la gira de nuestro grupo de coral, La Malagasy Gospel Choir por miedo al rechazo que la gente podría tener al grupo por venir de un país con peste. 

Así que no hay mal que por bien no venga y pude escaparme yo para pasar las Navidades en el pueblo, y disfrutar una vez más de la vida española/europea. Además esta vez eran mis primeras navidades veganas y tenía curiosidad ver cómo iba a llevar el hecho de estar en una época y un lugar donde la carnaza animal iba a estar más presente si cabe y en abundancia.

Para empezar, encontré una tienda vegana en Madrid y luego otra en Logroño, y no sabéis lo relajante que es entrar en un sitio y saber que puedes coger cualquier producto sin leer la etiqueta para ver si tiene leche, huevos o derivados. Un día sólo por curiosidad leeros los ingredientes de los productos que compráis y os daréis cuenta de lo dependientes que somos del reino animal para nuestra alimentación.
De otro lado, tengo que confesar que la mitad de los productos no los conocía y sigo sin conocerlos, junto con la "moda" del veganismo ha surguido toda una oferta de productos, semillas y cremas varias que sirven para diversificar la dieta alimenticia pero que a veces me dan al ojo de lo artificial que deben ser. 

Bueno Las Navidades pasaron muy bien, tranquilitos porque estamso en la edad de procrear y mis amigos ya están por el segundo retoño, lo que hace que la fiesta y el trasnoche no sea tan habitual. Peor venía con ganas de estar tranquilo en casa con mis padres, paseos por el campo y reflexión mucha reflexión (que no ha llevado a ninguna decisión....).

El final del viaje me regaló la blanca nieve y que nevada madre! Que pensaba que no conseguía salir de mi pueblo, ja ja. Y a la llegada a Madagascar un ciclón que había cortado la comunicación terrestre entre el norte/centro de Madagascar con el sur. Y es que la naturaleza sigue siendo más fuerte que el hombre, menos mal!!!!







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