Cuando estás aquí, como pasará en tantos otros lugares del planeta, te das cuenta que cosas aparentemente muy cotidianas no lo son tanto.
Estamos preparando la gira de la Malagasy Gospel 2014 para estas Navidades en España, y como un grupo de niña estudia lejos de dónde se hacen los ensayos las vamos a buscar en coche y las traemos. Muchas de ellas nunca se han montado en coche. Cuando llegamos a destino, ninguna se baja hasta que yo les abra la puerta y no es porque sean unas princesas sino porque no tienen ni idea de cómo abrir la puerta de un coche, ni saben que el pestillo es ese trozo de plástico que tiene que estar subido.
Participaron la semana pasada en un concuros de corales en la capital de Madagascar, y se alojaron en un hotel con agua corriente. Aquí la ducha que yo llamo malgache es un cubo y con una jarrita te echas agua tu mismo. Pues la que acompañaba las chicas, también malgache, explicaba divertida las peripecias para explicar cómo funcionaba la ducha con agua corriente.
Todavía me acuerdo en Mozambique, un niño de los que nos cruzabamos en la calle estaba en nuestra casa y tenía que ir al baño. Al entrar no sabía dónde tenía que apuntar : bañera, vidé, lavabo o el toilet. Una vez acabó tiré de la cadena y el pobre se llevo un susto enorme, no se esperaba que saldría agua así y estuvo 5 minutos tirando de la cadena y viendo cómo salía el agua.
Otro día os comentaré ejemplos a la inversa, lo que a nosotros nos sorprende de aquí que para los malgaches es lo más normal del mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario