Los años pasan rápidos, unos más rápidos que otros. Sin darte cuenta, te encuentras con un año más a la espalda, con nuevas experiencias vividas, que en mi caso, me han permitido de avanzar en la ardua tarea de conocerme un poco mejor, de enfrentarme a nuevas situaciones, de sorprenderme ante mis reacciones, mis nuevas ideas, mis nuevos sentimientos. De darme cuenta que todavía me falta mucho para conocerme bien!
Este año pasado me ha traído nuevos aires, nuevo destino físico, una nueva experiencia, quizás un poco más de sensatez, ideas descartadas a priori vuelven con fuerza a mi cabeza. Este nuevo año me ha permitido hacer nuevas amistades, encontrar gente que me hace bien, pero también me ha recordado que sigue la pena luchar y esforzarse por guardar las amistades del pasado y que en mi interior siguen tan fuertes como el primer día!
A veces cumplir un año más, marca el fin de una etapa y el comienzo de algo nuevo. A mí me recuerda un poco a un anochecer, la puesta de sol es el fin del día, pero sabemos (tenemos confianza ciega en ello) que el sol volverá a aparecer al día siguiente, y de la misma manera, pensamos que otro año más llegará.
La puesta del sol me parece la imagen idónea para representar el año que dejo atrás, con sus cosas buenas y malas. El hecho de llegar a ver el anochecer, una vez más, debe recordarnos que seguimos aquí y que sólo por eso debemos estar agradecidos, contentos, y disfrutar.