Acabamos el viaje de la mejor manera imaginada, en Ilha de Mozambique. Cuantas veces he ido ya? Ni lo se, 4, 5 ,6 no se pero seguro que volveré de eso no me cabe duda.
El viaje en avión fue muy bueno, rápido, cómodo que decir. Pero no nos habíamos librado de las chapas, no era tan fácil.
Nos quedaba la última de ellas y distinta a las demás. Esta si que era un mini bus de verdad, con cuatro asientos por fila, aunque lógicamente ellos querían meter cinco personas. No se que fue exactamente pero Ana no aguanto mas y estallo. En su fila solo se sentarían cuatro personas y se acabo. El cobrador gritando y Ana reclamando, pidiendo un policía de transito incluso. Al final consiguió que allí solo fueran cuatro y ni uno más. Empezábamos el viaje calentitos. A la salida de Nampula nos paro la policía de transito. A parte de los asientos ocupados allí iba gente de pie, con lo que yo esperaba que le cayera un buen puro al capullo del conductor. Pero que iluso soy, estoy en Mozambique y somos blancos. El policía se subió como pudo y que es lo que dijo? Pasaportes! Nuestra incredulidad era monumental. Nunca debes entregar el original a no ser que te encuentres en una muy mala. Copia autenticada por las instituciones mozambicanas, pero a el no le convencía. Pues no hay otra cosa, a joderse. Vino su superior y nos explico que había mucho extranjero malandro y que había que llevar el original. Y la copia autenticada para qué coño sirve? Ellos erre que erre. Después de interrogarnos sobre profesión lugar de trabajo y empresa nos dejaron ir. Vasco nos esperaba a mitad de camino con el coche y salir de aquella chapa fue algo más que alivio, lo habíamos conseguido, habíamos sobrevivido a una semana de chapa tras chapa.
La estancia en Ilha es indescriptible, relax total, paseo tras paseo, comer y beber, buenas conversas y descansar. He hablado ya varias veces sobre ilha en el blog así que a lo publicado ya me remito. Destacar que ilha siempre tiene algo nuevo que mostrarte, un rincón mágico que la ultima vez se te había escapado y tiene el encanto de esa ciudad colonial medio derruida mezclada con una gente maravillosa.
Fue un viaje causativo, mucho para ver pero poco tiempo. Lo mas agradable la compañía, Isa y Ana, besos.
Prometo fotos!
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