4 AM nos tocaba levantarnos, en media hora pasaría Puto a nuestra búsqueda. La mañana nos dejo la última maravillosa estampa de Gurue, montañas rodeadas de una niebla extensísima mientras Lorenzo peleaba por salir y llenar todo de luz y calor. Cuando la chapa llego y vi donde teníamos que viajar a poco me da algo. Me acojone, es la verdad y ya era la segunda vez, parezco nuevo en este país. El transporte en cuestión era un camión pequeñito que transportaba cocos y nosotros íbamos sentados sobre ellos (creedme no fue tan incomodo como parece) con las piernas colgando a los lados. Los primeros 30 minutos los ase fatal, no me soltaba e las cuerdas que amaraban la mercancía. Isa y Ana parecía que habían viajado toda su vida de esta forma. Al final, tengo que reconocer que llegue hasta dormir un poco, conseguí hacerme un sitio a mis espaldas y recostarme. Me relaje bastante y realmente no me importaría volver a viajar de esta manera.
Es increíble como cambian los conceptos de seguridad dependiendo de donde te encuentres. Los transportes en Mozambique, incluyendo el aéreo, difícilmente seria aceptado en cualquiera de los países occidentales, seria una locura intentarlo. Pero aquí los márgenes de seguridad se disipan en parte por la gente que no se queja y siempre encuentra un hueco para un pasajero más.
El viaje con Puto no paso de tres horas dejándonos en Cuamba. Desde aquí tendríamos que buscar otro transporte para llevarnos hasta Lichinga. Esperábamos ir en un mini-bus pero después de una hora de espera y después de haber conseguido plaza en la cabina para los tres, decidimos montarnos en un camión abierto que solo transportaba pasajeros y equipaje, que no era poco. El chofer era un tipo mu salado de Maputo, gran conversador y con buenas charlas. Pero seamos realistas, tras cuatro horas de posturas jamás vistas en el Kamasutra era obvio que allí dentro no entrábamos los tres de una manera cómoda. Decidí pasarme a la parte abierta pos la comodidad de las damiselas y la mía propia. Me costo convencer a Ana que viajara dentro, ya que a ella no le importaba viajar atrás, pero mi caballerosidad (ese machismo encubierto) la obligo a que viajara dentro. La verdad es que atrás no iba mucha gente y se viajaba bastante mas cómodo que dentro los tres. Claro que no iba a ser así todo el viaje. 10 minutos después de ganar a Ana en cabezonería cargaros 150 gallinas en la mitad del camión libre, eso me pasaba por hablar.
Llegamos a Lichinga a las 21 horas, habiendo salido de Gurue a las 4:30 de la mañana, vamos una paliza de viaje y además oliendo a gallina que echaba para atrás. Como estábamos de vacaciones y después de ese interminable viaje decidimos quedarnos en un señor hotel con agua caliente y todo, y un buffet de desayuno que arrasamos, ja ja. Pero nuestro objetivo no era Lichinga sino el Lago Niasa, o el Lago Malawi depende de que lado se este. Así que al día siguiente nos toco coger mas una chapa. Esta también fue distinta a las otras, un furgonetilla cerrada pero con un montón de asientos. Nos llevo hasta nuestro destino y por fin vimos la inmensidad del lago, que más que lago parece mar. Tiene un oleaje que no he visto a la bahía de Pemba en dos años, Malawi no se ve ni intentándolo, y la playa es muy bonita con muchas piedras eso si pero chula. Después de dar un paseo por la playa mientras nos preparaban un gallina elástica nos vino una pregunta a la cabeza: que vamos ha hacer todo el día siguiente aquí? Y peor todavía teníamos que coger un avión, y si la chapa se retrasaba y lo perdíamos? Buf!!!! Decidimos volvernos a Lichinga al día siguiente y conocerla ciudad un poco. Pero el día en el lago no fue desaprovechado, disfrutamos de un anochecer muy bonito, de una linda bebedeira y de noche de frío del que nos protegíamos con mantas, si si con mantas. No sabéis el gustazo que da poder dormir en Mozambique con manta de verdad no me lo creía.
Lichinga, es una ciudad que no tiene nada especial para el turismo, pero nos dejo n regusto de buena ciudad para vivir. Además su mercado es bastante grande lleno de capulanas y gente muy amable. Buen lugar para volver y así espero hacerlo.
La vuelta a Nampula la íbamos a hacer en apenas una hora! No es increíble? Que maravilla el invento del avión sobre todo después de nuestros interminables desplazamientos. Íbamos camino de Ilha de Mozambique, esa eterna maravilla medio derruida…..
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