Hace dos días, teníamos la increíble suerte de poder asistir a uno de esos regalos que la naturaleza todavía nos hace, a pesar de tratarla como nuestro vertedero. He de reconocer que tengo especial predilección por la Luna, me encandila e hipnotiza de una manera irracional, no puedo evitarlo.
Una bola en el cielo de color rojizo/anaranjado que se iba descubriendo ante nuestros ojos para dejar paso a su reluciente y plateado rostro, una copa de vino blanco y buena compañía, no se puede pedir más!
Deberíamos aprender a disfrutar más de estos momentos mágicos que todavía no nos hemos cargado, momento durante el cual todo parecía estar en armonía, no había policías aporreando ciudadanos, ni ciudadanos acosando políticos, ni crisis económica, ni 2 millones de hambrientos en España, todo parecía estar en paz, en equilibrio, por lo menos durante esas dos mágicas horas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario