En estos días ando un poco sentimental, no demasiado, tranquilos.
Mayo se acaba y con el fin del mes todo el mundo se va a sus respectivos destinos de practicas, a veces coinciden con sus países de origen y otras veces es un nuevo lugar por conocer.
Los que nos quedamos en Montpellier vamos a sentir un gran hueco, imaginar que de más de 80 personas que estabas acostumbrado a ver en la residencia, saludar y conversar, de repente nos quedamos 10, el resto parte o ha partido ya.
Sobre todo un puñado de ellos que son con los que más amistad tenía.
Hoy he acompañado a Issam a la estación, se va a Tolouse. El Miércoles era Mariola que se iba a Albania, jueves Ledina a Lyon. Edward y Ghizlene ya habían partido hace dos semanas a Limoges. Yo voy hoy a España de vacaciones y a mi vuelta ya no quedará mucha gente: Marie Helene y Natalie al Libano, Ahmed y Yashemin a Turquía, Amel y Saida a Argelia.
Ayer volviendo de fiesta, de la última con estos amigos, después de una barbacoa que acabamos en una guerra de agua y que fue la guinda al final de un año intenso para lo bueno y lo malo, al entrar por la puerta del IAMM me di cuenta lo cargado de sentimientos que está. Las clases, la asociación, los amigos, las fiestas, los problemas con la administración, las cenas, las barbacoas, los cafés, las conversaciones en un paupérrimo francés. Este lugar se queda con un pedacito de nuestras vidas, y nosotros nos llevamos un pedacito de este lugar.
Uno ya está acostumbrado a este tipo de vida, un tiempo intenso con gente increíble y después cada uno parte hacia el siguiente lugar, a la siguiente etapa. En Holanda, fue la primera vez que de verdad viví lo de las despedidas, el saber que quizás en mucho mucho tiempo no vuelves a ver a esos amigos, y la verdad es que lo pase mal, lloré en ese momento y sentí mucha tristeza.
En Mozambique uno se acostumbra rápido a las idas y venidas de gente, con la que compartes mucho en poco tiempo, pero las despedidas ya se vuelven parte de la vida de uno. Y aquí en Montpellier, ya sabes lo que te espera. Para muchos de mis amigos de aquí, era la primera vez que salían de su casa, de su país y que vivían una experiencia internacional como ésta, por eso para ellos está siendo bastante duro, uno parece frío y sin sentimientos pero al verlos me recuerdan a aquella primera despedida en Nijmegen, de Viola y Meritxell y la llorera que nos pegamos.
Sin lágrimas visibles, hoy siento que un pedazo de mi vida parte en muchas direcciones, con diferentes rostros. Gracias por formar parte de mi a tod@s: de Santo Domingo a Pamplona, de Nijmegen a Pemba y hoy especialmente a los de Montpellier!!!
A la prochain!
1 comentario:
Tu nous manques Mr Rollo beacouuuuuuuuuuuuuuuup
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