Una de las cosas que más me
gusta de mi mini estudio es que casi no tiene ninguna cucaracha (de mosquitos o
moscas la cosa es diferente).
Ya y qué, cucarachas también hay
en España, pues sí pero es que por estos lares las cosas (bichos, celebraciones,
temperatura, lluvias, vientos y etc.) tienden a ser un poco exageradas, de grandes,
de intensas de mucho vamos.
Además tengo una semi fobia a
estos animalitos que sobrevivirían a una bomba nuclear pero no a un
zapatillazo, así es la vida.
Bueno, pues llevo unos días,
que me encuentro uno de estos bichitos por mi casa, puede que sea el mismo porque
tengo la tendencia a perdonarles la vida y simplemente les expulso de casa.
Hoy he entrado y en
mitad del estudio estaba la cucaracha con todas sus patitas, las de detrás y las
de delante. Algo curioso de las cucarachas es que son como los perros, cuando
te ven vienen a saludarte.
Pues ésta igual, me ha visto
entrar y corriendo a saludarme, he mantenido la calma y como ha visto que no huía,
me ha hecho la 3 14 y se ha metido debajo de mis maletas.
Y ahí ha comenzado todo,
porque si a uno le da cosa el simple hecho de tocar la cucaracha con una
escoba, dormir en la misma habitación que...disculpen pero demasiado. Así que
he movido todas las maletas respectando un perímetro de seguridad recomendado
por las autoridades y tachán!!! ya no estaba.
Así que se había tenido que meter debajo de la cama, buena
excusa par moverla y barrer un poco debajo, y ahí estaba, me ha visto, ha
empezado a correr y la he perdido otra vez. O estaba en el baño o en el sofá. Para
entrar en el baño he tenido que poner la cama en su sitio (recordad vivo en un estudio).
Así que he entrado en el baño y la he visto esconderse detrás del cubo de la
fregona.
Me he tomado mi tiempo para
idear una estrategia para empujarla desde el baño a la puerta de salida con la
escoba. Estrategia que lógicamente no ha funcionado y a la salida del baño se
me ha metido debajo del, llamémosle, sofá. He quitado la manta que tengo en el
colchón que hace de sofá y lo he levantado y ahí estaba arrinconada. Creo que
es la primera cucaracha que he visto con miedo, me ha dado hasta pena.
Al final he conseguido echarla
amago de fuga hacia debajo de la cama incluido.
Lo que tiene que hacer uno
para sentirse a gusto en casa (seguramente también la cucaracha se sentía en
casa...)