Una vez fui joven y alocado.
Una vez fui Juancarlista.
Reconocía (todavía lo hago) el papel jugado por el Rey durante la transición para pasar de la dictadura a la democracia.
Poco a poco mi favor hacia Juan Carlos no se mantenía con la idea de que todos deberíamos ser iguales, de que nuestros representantes lo son porque nosotros los hemos elegido, y mi "fervor" en la defensa de Jun Car el campechano se disipó.
Ni lugar a dudas que jamás fui partidario de que Felipe se convirtiera en nuestro rey, es más nunca creí 100 % en la monarquía. Ser hijo de, nos guste o no, da más o menos oportunidades pero no debe ser contemplado así por la ley.
La monarquía no se sostiene con los principios más elementales de una democracia. Y por lo tanto no debería ser necesario un referéndum, simplemente democracia y monarquía no son compatibles.
Si queremos tener un rey, debemos cambiar el nombre del sistema político en el que vivimos.