El otro día iba por la calle, paseando, era sábado, estaba en la calle más
comercial de Saint Pierre, los sábados esta calle está siempre llena de gente.
Sin querer, mi atención se centró en dos chicas, jóvenes, criollas, locales,
que caminaban hacia mí. Caminaban una al lado de la otra, nada especial les
hacía distinguirse del resto de gente que allí se encontraba, cuando lo vi, un
simple gesto, algo sin importancia, nada especial. Una mano un poco temblorosa,
nerviosa, puede que incluso con miedo, buscaba otra mano, la mano de la otra
chica. De forma tímida, las dos manos se juntaron, sus miradas no se cruzaron
mientras este pequeño gesto ocurría. Finalmente me crucé con ellas, mientras en
mi cara se dibujó una sonrisa.
Un pequeño gesto, aparentemente sin importancia, algo tan simple como dos
manos juntas, algo tan inocente supone un enorme esfuerzo, un gesto lleno de
simbolismo. Una barrera que se derrumba no sólo en el interior de esas dos
chicas, sino también en la sociedad.
Gracias a todas las personas que con gestos aparentemente insignificantes
pero enormemente valientes hacen abrir los ojos a mucha gente ante realidades
existentes pero a veces escondidas.
